compartir

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites

sábado, 29 de agosto de 2015

¿Gastamos en lo que hay que gastar?



¡¡¡Uh!!! Qué poco pagan por un beso, que mucho cuesta lo material. Qué poco ofrecen por un abrazo y qué mucho gastan en cualquier cuota mensual. Qué ventaja que sea barato compartir un café en casa acompañado de una interesante conversación y vaya Dios a saber de qué otra cosa más, pero siempre mejor que una llamada por celular. Menos mal que no cobran por las miradas sino me endeudaría hasta el alma. Y si de precios estamos hablando, no se cuantas toneladas de oro valdría una milésima parte de tu corazón. Migas de pan sería el caviar si lo comparamos con el valor de tu sonrisa. Si de tu amor hablamos, un precio justo sería imposible de encontrar. Si vamos a invertir en algo, las acciones de tu compañía sobrepasarían la de cualquier empresa, incluyendo una multinacional. Tus caricias, tan brillantes, auténticas, salvadoras, poderosas y llenas de pasión, hacen que unos diamantes parezcan solo pedazos de cartón. Gastando miles en un televisor que nunca dará una imagen de mejor resolución que la de tu cara cada mañana. Y si de sonido se trata, no hay parlante que pueda reproducir una canción capaz de sanar tanto como tu voz. Gastamos tanto en lo que no necesitamos. Necesitamos tanto lo que no podemos comprar.


jueves, 6 de agosto de 2015

Tiempo, tiempito

El tiempo. 



Ese regulador de instantes. Efímero cada tanto. Relativo por momentos. Tic tac constante que trabaja sin freno. Amado y odiado por temporada. Muy pícaro es, justo cuando confías que lo tienes de sobra para lograr algo, éste se aviva y empieza a pasar rápido. Pero hay momentos amargos en los que el tiempo decide tomarse un descanso y pasa todo tan lento. Es tan cruel y angelical.  Se escurre en cada situación, y de forma invisible se metamorfosea para que lo bueno tome velocidad y se escape y lo malo parezca que se demora de más. He ahí lo relativo que resulta ser. Para nada significa que sea malo, Aunque el tiempo aprieta de a ratos, en reiteradas oportunidades ejecuta un complot para que las cosas pasen. Que los momentos gratificantes ocurran. Y cuando esto pasa, se producen cambios, y con cambio hay progreso. Poseer esa virtud de hacer y deshacer, construir y destrozar, enfermar y sanar es lo que lo hace especial. En fin, lo único real que conocemos de él es que es finito y, por suerte, gratis. A compartirlo con quien se lo merece de verdad.